Para mi, hacer el Camino de Santiago con mi hermana y el grupo que nos acogió casi al principio de nuestro trayecto, ha sido realmente especial. No fue sólo una ruta a pie para llegar a una catedral bastante bonita. No, fue algo más. Fue una experiencia nueva que cambió mi modo de ver muchas cosas y a muchas personas.
Antes del Camino, no sabía muchas cosas de mi hermana y después de él sentí que estabamos más unidas. Supongo que pasarlo mal, o llorar juntas nos hizo más hermanas si cabe.
Tengo muchos recuerdos de apenas nueve días y espero no olvidarlos nunca. Puede que haga más veces ese mismo Camino y que conozca a nuevas personas en cada aventura, pero el primero fue el primero y creo que no podré olvidar a las personas que me acompañaron.
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